sábado, 20 de noviembre de 2010

Las deficiencias de significación democrática en la “Plaza de la Ciudadanía”: Evaluación critica de un espacio simbólico del país.

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Francisco Vergara Perucich

Las deficiencias de significación democrática en la “Plaza de la Ciudadanía”

Evaluación critica de un espacio trascendental del país.

Francisco Vergara Perucich.

Resumen:

El ensayo presenta una visión critica ante las carencias de significados en la “Plaza de la Ciudadanía”, la cual se desarrolla como conmemoración de la consolidación democrática del país y que, desde el punto de vista de los espacios públicos contemporáneos y principalmente de lo que se entiende por ciudadanía hoy en día, carece de valores espaciales que permitan utilizar la plaza de forma democrática. Se plantea una revisión de referentes internacionales, una definición del término de ciudadanía contemporánea, se expone lo que los autores del proyecto buscaron en la plaza para finalizar con un análisis morfológico del lugar, asociado a los conceptos desarrollados en el ensayo.

Conceptos Clave: Democracia, Espacio Público, Ciudadanía, Contemporáneo, Plaza.

I.- Introducción

“Si aceptamos que el ciudadano como sujeto formal va cambiando, el contenido de lo que es la ciudadanía formal va transformándose, y que el aparato formal político en realidad va restringiendo lo que le da al ciudadano, tenemos que entender que estamos frente a un momento histórico en el que espacio urbano captura toda una serie de dimensiones (culturales, económicas, políticas) que se juntan allí”[1]

Saskia Sassen, 2003.

Al reconocer la postura de algunos pensadores en materias de ciudad y ciudadanía, resulta interesante realizar una revisión de lo que hace el Estado Chileno, desde el punto de vista de la construcción de significado espacial de proyectos impulsados por el gobierno; considerando que durante los últimos 20 años el país se encuentra en un proceso de recuperación socio política, llamada “Retorno a la Democracia”, tiempo en que todas las instituciones sociales se están esforzando por generar un país mas equilibrado e igualitario, donde la ciudadanía comience a tomar mas participación en las decisiones y en las estructuras de poder.

En el año 2005, se da por finalizada una obra emblemática dentro de la ciudad de Santiago, que buscaba conmemorar la consolidación democrática del país. La Plaza de la Ciudadanía se fraguaba bajo los conceptos que el gobierno chileno establece como claves para el desarrollo de la nación; pero el resultado de esa propuesta, al ser evaluado desde el punto de vista simbolico, ofrece ciertas distancias y tensiones con lo que planteaba Saskia Sassen en el encabezado.

¿Por qué el espacio publico de valor ciudadano más simbólico de Chile presenta carencias de sentido?

Buscando respuestas, se podría culpar a la ausencia de una reflexión conceptual a la hora de desarrollar la propuesta de la plaza de la ciudadanía, tanto por parte del arquitecto como por parte del demandante.

Por otro lado, se podría asegurar que el resultado de la propuesta es precisamente lo que busca el estado como concepto de ciudadanía, es decir, un espacio controlado y poco dado a la improvisación.

El ensayo busca establecer una revisión argumental de este espacio público, de reconocer sus deficiencias simbólicas para poder representar de forma efectiva lo que es una plaza de la ciudadanía en el contexto contemporáneo. Para esto, se realiza una definición de conceptos de acuerdo a la reflexión contemporánea sobre ciertos conceptos de ciudadanía en el siglo XXI y el origen de la plaza, posteriormente se revisan algunos referentes internacionales que generan una comprensión de “espacio ciudadano contemporáneo”; para finalizar con un proceso de registro critico de la plaza, donde se pretende evaluar las tensiones entre el concepto de ciudadanía contemporánea y los resultados de la propuesta.

Finalmente se realiza una conclusión crítica, que busca establecer nuevas preguntas de investigación para profundizar los temas abordados en este ensayo.[2]

II.- Construcción conceptual de ciudadanía para la ciudad contemporánea.

El concepto de ciudadanía, es fundamental a la hora de enfrentar un proyecto de espacio público, principalmente para comprender el programa de uso que tendrá el lugar, donde la espacialidad debe corresponder a un modo de entender a la ciudadanía como cliente.

Para Touraine[3] (1992) el concepto de ciudadanía se relaciona al sentido de pertenencia de un individuo hacia la sociedad y con la capacidad de ese individuo de sentirse parte responsable del buen funcionamiento de las instituciones que rigen al país. De esta forma, la capacidad de apropiarse de un espacio, por parte del ciudadano, debe ser parte fundamental de un espacio urbano público.

Se puede afirmar que “el espacio público contribuirá más a la ciudadanía cuanto más polivalente sea funcionalmente y más favorezca el intercambio. Es preciso conocer bien el uso social de los espacios públicos. Este uso dependerá de muchos factores, el diseño, la accesibilidad, la belleza, la monumentalidad, la promoción, el mantenimiento, la diversidad de usuarios posibles, etc. Queremos enfatizar la estética del espacio público. El lujo del espacio público no es despilfarro, es una cuestión de justicia social.”[4](Borja, 1998); una justicia social que se establece en el equilibrio de las partes constituyentes, donde la construcción espacial debe ser capaz de formular programas de espacio publico capaces de acoger la mayor cantidad de necesidades ciudadanas posibles, sin caer en lo genérico.

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Por ejemplo, el Parliament Square de Londres establece un área de encuentro ciudadano, donde el control y la seguridad no son elementos patentes (aunque si existentes) ni mucho menos protagonistas de la construcción espacial; por el contrario, se le otorga un rol fundamental a validar dicho espacio, en la ocupación de parte de la gente.

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Otro caso fundamental para comprender el valor de un espacio publico ciudadano, corresponde a la plaza del Zócalo de México, donde el Palacio de la Nación esta en directa relación con los hechos ciudadanos que se suscitan en dicha plaza.

El encuentro entre las personas, las situaciones de permanencia y el libre transito son valores comunes.

Se puede argumentar, que en ambos referentes, se abren puertas para el desarrollo de la improvisación y la construcción de actos que la ciudadanía misma propone, sin restricciones aparentes.

Otros ejemplos, corresponden a construcciones más intencionadas, donde el fondo material de las propuestas, tiene una vocación democrática; es decir, donde los autores de los espacios públicos, buscan explícitamente generar lugares donde la ciudadanía perciba que está habitando la democracia, habitando en torno al encuentro con sus pares y en base al respeto de la diversidad en todo su espectro.

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En este ámbito, la resignificación del Reichstag por Norman Foster, trae consigo una apropiación del entorno por parte de la gente, convirtiendo a la Plaza de la Republica en Berlín, en un modelo de espacio publico ciudadano.

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Por otro lado, el proyecto para el Parlamento Escocés de Enric Miralles, establece un paisaje que se funde con los fragmentos del edificio parlamentario, buscando hacer que la ciudadanía (el espacio público) y los representantes (el edificio) estén en un constante encuentro.

“La calidad del espacio público es hoy una condición principal para la adquisición de la ciudadanía. El espacio público cumple funciones urbanísticas, socio-culturales y políticas. En el nivel de ciudad, cumple funciones de dar conexión y continuidad a los diversos territorios urbanos y de proporcionar una imagen de identidad y monumentalidad. El espacio público, si es accesible y polivalente, presta servicios a poblaciones diversas y en tiempos también diversos. Hace falta también espacio público “refugio”, o espacio de trasgresión. Y espacios de fiesta y de gesta.” [5](Borja, 2002), esta calidad de la que habla Jordi Borja, se funda en una comprensión acabada de lo que el ciudadano contemporáneo busca en la ciudad, de sus inquietudes e interrogantes, de una exploración simbólica por parte de los proyectistas, para así ser capaces de representar a sus clientes (La ciudadanía).

“Hablar de la ciudad como un campo de significado es homologando la ciudad a un mito, no como reducción falsificadora de lo real, sino como instancia inteligente en la que los tres niveles en los que se expresa el mundo humano, lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, coexisten mezclándose”[6](Delgado, 2007) ¿Que reflexión es capaz de generar el arquitecto urbanista para consolidar ese mito?

La respuesta en el caso de la Plaza de la Ciudadanía, esta sujeta a los enunciados bajo los que se erige el proyecto, el discurso argumental que otorga sentido al desarrollo de una plaza con estas características y el sentido original del encargo, o dicho de otra manera, la búsqueda particular del gobierno a la hora de desarrollar una plaza de la ciudadanía.

III.- Reseña y reflexión sobre el discurso proyectual de la Plaza de la Ciudadanía.

En 1930, Karl Brunner propone la construcción de un eje cívico para la ciudad de Santiago, donde se concentrarían todas las instituciones del estado y donde existiría una calle peatonal para el encuentro entre la gente; donde La Moneda, seria el remate de ese lugar de encuentro, seria el icono que acoge esas relaciones ciudadanas.

La Plaza de la Ciudadanía es una intervención que revaloriza ese concepto inicial y en primer orden, es necesario comprender cual es la motivación que da origen al desarrollo del proyecto en 2003:

“El objetivo final es que los transeúntes estén integrados a un espacio continuo, cuyo trayecto se inicia en la Plaza de la Constitución, atraviesa el Palacio de La Moneda, pasa la Plaza de la Ciudadanía y el Altar de la Patria, y finaliza en el Paseo Almagro Así de extenso es el proyecto, con miras a generar el mayor espacio de encuentro entre la ciudadanía y el Estado democrático en pleno centro de la capital, contribuyendo a la definición de la estructura y la imagen urbana de Santiago en el siglo XXI.”[7](Presidencia de Chile, 2005) Aquí se puede leer que la idea inicial del proyecto, es principalmente generar una continuidad limpia, donde no existan grandes límites entre el Palacio de Gobierno y el espacio público propuesto; un concepto que en primer orden parece ser correcto, pero que no aborda la complejidad conceptual que construye un espacio con este nivel de significación.

El autor del proyecto (Cristian Undurraga) al referirse a su modelo espacial propuesto, mas específicamente, sobre el rol de la plaza para la ciudad, responde:

“Es un lugar, principalmente democrático y de representatividad política, en cuanto a que es una extensión del palacio de gobierno. De representatividad en cuanto a ser un espacio ceremonial, previo al palacio y espacio democrático en cuanto a los espacios públicos que permiten el uso del palacio y además, cuando tu pasas por el medio del palacio, se constituye en lo mas significativo de todo, ya que el palacio de gobierno se establece como un espacio publico[8]

Luego de leer ambas definiciones sobre la búsqueda espacial que propone la plaza de la ciudadanía, es evidente que existe un problema de origen, una falla de conceptos, debido a que se plantea una expresión espacial de la democracia que no necesariamente responde a lo que hoy en día implica ese concepto; comprendiendo que se define en constante movilidad y transformación de sentido.

“Democracia quiere decir que el poder es legitimo solo cuando su investidura viene de abajo, solo si emana de la voluntad popular, lo cual significa, en concreto, Sí es y en cuanto libremente consentido[9] (Sartori, 2003); es decir, que la validación de un espacio democrático no debería venir de una definición impuesta o de una simple extensión desde el poder gubernamental sobre el espacio publico, por el contrario, es el espacio publico el que debiera envolver y validar a los elementos arquitectónicos gubernamentales, eso si es que se asume con literalidad el planteamiento de Sartori, sobre una investidura desde abajo. Ahora, si se plantea con mayor nivel reflexivo, quizás la búsqueda de un espacio democrático se relaciona mas a las posibilidades de permanecer que ofrezca un lugar publico, quizás la idea de investidura no tiene que ver con someter a otro elemento, sino mas bien con entregar la posibilidad de reconocer y contemplar el elemento plástico simbólico (la moneda) como parte de un hecho ciudadano.

IV.- Registro critico de La Plaza de la Ciudadanía y su crisis de sentido.

Ya se ha desarrollado un marco conceptual capaz de ordenar las ideas y visiones criticas a la hora de visitar la plaza de la ciudadanía para generar un registro evaluativo.

A continuación, se realiza ese proceso con el que se pretende comprender las problemáticas que generan la discusión de sentido asociado a la idea de ciudadanía en un espacio que al parecer, carece de valor democrático.

1. Restricciones de expresión ciudadana espontánea:

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Contrario a los referentes expuestos, en la Plaza de la Ciudadanía, la expresión espontánea de la gente se ve como un hecho peligroso, donde se requiere de la acción inmediata de la fuerza policial ante cualquier suceso que salga de los marcos propios de la normalidad.

2. Instalaciones de Restricción Ciudadana:

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“La agorafobia, la obsesión por la seguridad, el “racismo” machista, xenófobo o antijoven, que son muchas veces comunes a aparatos del estado y a sectores importantes de la población son negadores de uno de los valores mas importantes de la ciudad: el derecho al encuentro”[10] (Jordi Borja, 1999)

Es difícil comprender la razón que ha convertido a esta reja en parte permanente de la Plaza de la Ciudadanía. Un elemento restrictivo se convierte incluso en la única referencia vertical presente en toda su extensión; lo que devela algún nivel de temor por parte de la autoridad hacia las posibilidades de expresión ciudadana informal.

3. ¿Un No Lugar?

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Cuando un profesor de primer año de la carrera de arquitectura le explica a un alumno nuevo lo que es un “no lugar”[11], utiliza ciertos argumentos que apuntan hacia un espacio que carece de permanencia y de arraigo con la gente, por ejemplo un aeropuerto.

Es valido preguntar si la Plaza de la Ciudadanía es un no lugar, sin embargo, es extraño. Principalmente por que afirmar que la plaza de la ciudadanía es un no lugar, podría interpretarse como si el espacio ciudadano mas simbólico del país, niega su propio sentido y anula sus significados concepto de origen.

4. Paños Verdes Inmaculados.

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La existencia de estas zonas de césped, insinúan una preocupación por realizar una plaza mas amigable con la gente, sin embargo, el ser tan horizontal, termina por desperfilar su rol y se absorbe por ese concepto de continuidad eterna propuesta por sus autores, esa falta de referencias verticales que le den al lugar una escala de apropiación y de permanencia, fortalece mas la idea de traspaso por sobre la idea de plaza.

5. Falta de Relación directa entre lo Cultural Ciudadano y lo Cultural Cívico.

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El Centro Cultural bajo la plaza es un acierto programático; debido a que le ofrece a la ciudadanía un espacio donde la cultura y lo cívico, pueden integrarse; sin embargo, esa relación al no ser directa, pierde potencia.

Mas aun, cuando se observa que desde el interior del centro cultural, la única imagen que se obtiene de la parte superior, es a través de estos ventanales opacos de cubierta-suelo, donde no existe una vista hacia el palacio o tampoco una inserción de un elemento de la plaza que active la relación entre La Moneda y la placa cultural subterránea.

V.- Conclusión Crítica y una reflexión final

Al momento de concluir, es inevitable pensar que el marco conceptual que da origen a la Plaza de la Ciudadanía, esta bien logrado para el gobierno, debido a que interpreta un espacio limpio, ordenado, sin alteraciones ni desordenes sociales, es eso, en cierta medida, a lo que aspira el gobierno Chileno, lo que busca representar como imagen país.

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Esta afirmación, se refuerza al revisar el símbolo que Chile lleva a la Exposición Mundial de Sevilla 1992, un Iceberg; que simbólicamente representaba a un país frío, calculador y muy pulcro.

Es decir, se puede inducir que la Plaza de la Ciudadanía es un fiel reflejo de la consolidación de ese iceberg de 1992, esta vez, materializado a través del espacio publico.

Sin embargo, cuando una plaza se funda bajo la premisa de “El mayor espacio de encuentro entre la ciudadanía y el Estado democrático”, es necesario que aparezcan ciertos aspectos morfológicos que den cuenta de esa búsqueda, que sean simbólicamente correlativos al discurso vanguardista de país democrático y que sobretodo, sea capaz de formular relaciones ciudadanas a través de lo que se entiende como espacio publico contemporáneo.

Es inevitable pensar que esa falta de reflexión política sobre el espacio público obedece a una lejanía entre la disciplina del arquitecto y su rol activo en la sociedad;

"cuando en los años 70 aparecía un número “arquitectura y política” estaba obviamente ligado al problema de la dictadura; hoy día, mágicamente desaparecen todas esas cosas y es “gestión”, totalmente descontaminado de lo que puede llegar a ser el sustrato ideológico de la disciplina arquitectónica..."[12]

Sato,2007

Mantener una distancia entre ese sustrato ideológico y le proyecto construíble, solo afecta a la ciudad y en su totalidad, es erróneo pensar que discutir aspectos simbólicos de una propuesta proyectual es caer en lo meramente teórico, alejándose de la realidad aplicable.

Sería interesante conocer las discusiones simbólicas que están detrás de los 212 proyectos Bicentenario, cuales son sus fundamentos de intervención o sus “ideas fuerza”. Por ejemplo preguntarle a sus autores ¿Qué significa este volumen, puesto con esta orientación y como se habita? Esa pregunta clásica dentro del mundo académico de la arquitectura, que carcome a los estudiantes que presentan proyectos sin discusión teórica o sin tener clara su búsqueda, pero esta vez, hacer esas preguntas a quienes están construyendo los símbolos del Chile Bicentenario.

“¿Qué es lo que hace político al espacio?

De todas las actividades en las comunidades humanas, sólo dos se consideran necesarias para lo que Aristóteles llamó bios politikos: la acción y el discurso. La acción y el discurso del arquitecto pasan por considerar el proyecto arquitectónico como un acto político, considerando eso sí que las formas son neutras ideológicamente y se cargan de significado según el uso que se les dé.” [13]

Montserrat Palmer,2003

Lo simbólicamente democrático en el espacio publico, es ofrecer a la ciudadanía, espacios donde la composición y los cuerpos plásticos, inviten a ser asociados a ciertos significados, tal y como cuando un ciudadano esta en la urna y se enfrenta al voto en blanco, para asociarlo a la persona o decisión que mejor lo represente; es decir, propiciar muchas opciones de uso en vez de imponer una forma única de habitar el espacio.

Preocupa revisar que el resultado del proyecto de la plaza de la ciudadanía es una configuración espacial que no es capaz de representar los conceptos de ciudadanía contemporánea. El retorno a la democracia se funda, entre otras cosas, en detener la imposición de deberes y situaciones incomodas dadas en dictadura, que mermaban el desarrollo cultural del país. Es raro entonces, que la consolidación democrática se festeje con una plaza que impone un modo de entender la ciudadanía; contradiciendo el sentido de lo que se entiende por ciudadanía y democracia hoy en día.

Nota Final: El presente Ensayo se ha desarrollado bajo el contexto del curso “Morfología y Composición Urbana”, inspirado en la bibliografía del curso, principalmente en el libro “The social life of small urban spaces”, de William H. Whyte.


VI.- Bibliografía Consultada

Paginas Web:

www.cafedelasciudades.com.ar

http://www.cipma.cl/

http://www.presidencia.cl/plazadelaciudadania/

Libros:

Augé, Marc; “Los No Lugares”; Gedisa; Barcelona; 1992.

Borja, Jordi; “Los desafíos del territorio y los derechos de la ciudadanía”; en Seminario Internacional El Renacimiento de la Cultura Urbana, Rosario, 1999.

Armando Silva; “Imaginarios urbanos en América Latina: Urbanismos Ciudadanos”; Actar D; Barcelona, 2007.

Juan Pablo Rojas, tesis de magíster en arquitectura “Espacio publico, seguridad y restricción: el caso de la plaza de la ciudadanía como espacio publico de uso restringido”; Escuela de Arquitectura, Pontificia Universidad Católica, Santiago, 2007.

Sartori , Giovanni; “¿Qué es la Democracia?”, Ed. Taurus, Madrid, 2003.

Whyte, William H; “The social life of small urban spaces”, The conservation foundation, Washington DC, 1980.

Revistas:

Borja, Jordi; “Ciudadanía y Globalización”, en revista CLAD, Caracas, 2002.

Bojra, Jordi; “VVAA, Ciutat real, ciutat ideal. Significat i funció a l’espai urbà modern”, Urbanitats

núm. 7, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Barcelona 1998.

Palmer, Montserrat. Revista ARQ Nº 53: “Lecturas Políticas”, Ediciones ARQ, Santiago, 2003.

Revista 110, Vol.6, Escuela de Arquitectura Universidad Católica, Octubre de 2007.


[1] Sassen, Saskia; Entrevista en www.cafedelasciudades.com.ar; en agosto de 2003

[2] Nota : No es objetivo de este ensayo criticar la plaza en cuanto a su calidad constructiva o la estética pura de la obra, sino enfocar la evaluación en la sintaxis entre el concepto de ciudadanía contemporánea y la propuesta espacial.

[3] Touraine,1992 en: Sartori , Giovanni; “¿Qué es la Democracia?” , Ed. Taurus , 2003

[4] Bojra, Jordi; “VVAA, Ciutat real, ciutat ideal. Significat i funció a l’espai urbà modern”, Urbanitats

núm. 7, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Barcelona 1998

[5] Borja, Jordi; “Ciudadanía y Globalización”, en revista CLAD, Caracas, 2002.

[6] Delgado, Manuel en: “Imaginarios urbanos en América Latina: Urbanismos Ciudadanos”; Actar D; Barcelona, 2007.

[7] http://www.presidencia.cl/plazadelaciudadania/

[8] Entrevista Realizada por Juan Pablo Rojas, para su tesis de magíster en arquitectura “Espacio publico, seguridad y restricción: el caso de la plaza de la ciudadanía como espacio publico de uso restringido”; Escuela de Arquitectura, Pontificia Universidad Católica, Santiago, 2007.

[9] Sartori , Giovanni; “¿Qué es la Democracia?”, Ed. Taurus, Madrid, 2003

[10] Borja, Jordi; “Los desafíos del territorio y los derechos de la ciudadanía”; en Seminario Internacional El Renacimiento de la Cultura Urbana, Rosario, 1999.

[11] No lugar es un concepto de Marc Augé, que establece en el libro “Los No Lugares” de 1992 la existencia de espacios que se presentan como de traspaso que no tienen el suficiente valor programático para estructurarse como Lugares.

[12] Revista 110, Vol.6, Entrevista a Alberto Sato , Octubre de 2007.

[13] Palmer, Montserrat. Revista ARQ Nº 53: “Lecturas Políticas”, Ediciones ARQ, Santiago, 2003.

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